Toda la creación revela la Individualidad de Dios. El creó al hombre a su propia imagen y semejanza, por tanto, el hombre fue creado como un ser individual, haciéndole distinto a cualquier otro ser vivo. Tú eres tan especial y fuiste creado con un propósito perfecto y único. No eres un accidente. Tu nacimiento no fue un error, tu vida no es una casualidad de la naturaleza. Dios planificó tu nacimiento con un propósito. A él no le sorprendió tu nacimiento; es más, lo estaba esperando.
Es la valoración especial que se le tiene a alguien o algo.
Respetar es una buena actitud atenta u obediente con que se trata algo o a alguien, en razón de su autoridad, edad, mérito, etc.
Cada uno es responsable de respetar a los demás:
1.- Respetar a Dios por sobre todas las cosas.
2.- Respetar a las autoridades:
a) Padres de familia o tutores.
b) Personal Docente y Administrativo del colegio
c) Autoridades civiles
3.- Respetarse a sí mismo y al prójimo (compañeros, vecinos).
4.- Respetar las cosas ajenas:
a) Propiedad del Colegio (infraestructura y mobiliario).
b) Materiales de los compañeros (mochila, libros, cuadernos, lápices, etc.)
Respetar es escuchar las ideas de los otros, aunque no las compartamos. Cuando alguien está hablando, por respeto tenemos que callarnos y escucharle atentamente para discernir.
Si quieres la bendición de Dios en tu vida y te conozcan como su hijo, debes aprender a ser pacificador. Jesús dijo: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios” Fíjate que Jesús no dijo: “Dichosos los que aman la paz” porque todos la amamos. Tampoco dijo “Dichosos los pacíficos” que nada los perturba. Al contrario, afirmó: “Dichosos los que trabajan por la paz”: los que activamente procuran resolver los conflictos. Los pacificadores son difíciles de encontrar porque la pacificación es una tarea difícil. En el propósito de Dios, trabajar por la paz es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar.
Trabajar por la paz no es evitar los conflictos. Huir de los problemas, aparentar que no existen o tener miedo de hablar de ellos es cobardía. Jesús, el Príncipe de Paz, nunca tuvo miedo al conflicto. Muchos conflictos se originan en necesidades insatisfechas. Algunas de ellas sólo pueden ser satisfechas por Dios. Cuando esperamos que una persona, ya sea un amigo, un cónyuge, un jefe o un pariente, satisfaga una necesidad que sólo Dios puede suplir, nos exponemos a la decepción y la amargura. Nadie puede satisfacer todas nuestras necesidades, sólo Dios puede hacerlo.
“Dios es un Dios de paz” En el Antiguo Testamento en el idioma original hebreo se escribe Shalom que significa paz, era usado especialmente en los saludos, se refiere a un bienestar material y de espíritu: “La paz esté contigo” o “con vosotros”.
El significado de la vida es compartir en unidad. La intención de Dios es que experimentemos la vida juntos. En la Biblia esta experiencia comunitaria se conoce como vivir en comunión. En la actualidad, sin embargo, la palabra ha perdido mucho de su significado bíblico. “Tener comunión” se usa para referirse a la conversación espontánea, la socialización, las comidas y la diversión. La verdadera comunión (unidad) es experimentar la vida juntos. Consiste en amar desinteresadamente, compartir con corazón sincero, servir en la práctica, hacer sacrificios, consolar y solidarizarse con los que sufren, y todos los demás mandamientos que el Nuevo Testamento nos manda hacer “unos con otros”.
En todos los sectores sociales y humanos es fundamental destacar el valor de la unidad, del trabajo en equipo, del convencimiento real que necesitamos unos de otros, que nos tenemos que apoyar para poder conseguir nuestro objetivos y metas, no podemos vivir al margen de los demás, sino que debemos crear siempre puentes de unión para que podamos convivir juntos y en armonía, y no solo llevándose bien, sino también buscando la unión.
Un ejemplo de unidad es el cuerpo.